Por Fabiola González Viqueira (2º ESO)
Todo comienza un día cuando un niño tenía unas sensaciones muy extrañas. Al día siguiente llega al colegio y no lo dejan entrar en clase, ni a él ni a otros cinco niños, los que iban peor en matemáticas.
Luego los interrogan. Entre ellos, un niño llamado Boris, que se inventaba un hermano, Malaquías. Aunque finalmente no había inventado a su hermano; era verdad, pero habían sido adoptados.
La profesora desaparecida aparece. Estaba en la policía porque hiciera daño al hermano de Boris, Malaquías, que había entrado en su casa a por unos exámenes.
Aunque el libro es muy misterioso y divertido, al principio no me gustó mucho porque era algo pesado.
Lo que más me gustó fue el interrogatorio.
La lectura me produjo las siguientes sensaciones e impresiones:
- Diversión: cuando describía a sus compañeras y sus compañeros.
- Cariño: entre Malaquías y Boris, tal y como hablaba de él, sus cualidades…
- Igualdad: entre las chicas y los chicos del grupo.
- Nerviosismo: cuando se iban a decir las respuestas.
- Desprecio: cuando hablaban sobre las matemáticas, y sobre la profesora de matemáticas.
- Seguridad: sobre todo cuando iban a realizar el plan y no pensaban en lo que iba a pasar después, siempre para delante todo.
- Rapidez: cuando le hacían el cuestionario.
"- ¿O sea que tú pensaste que, si el trabajo sucio y peligroso lo realizaba otro, tú podrías aprovecharte de los resultados con las manos y la conciencia bien limpias? ¡Claro! ¡Mientras sea otro el que saca las castañas del fuego!
El acusado palideció y empezó a mover la cabeza a izquierda y derecha como buscando unos ojos amigos en los que apoyarse. Los míos no se apartaron un momento de la libreta y de la escritura."
Esta cita casi define de que va el libro. Son esos momentos en los que la profesora y el profesor te están riñendo y no sabes que contestarle.
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